Miguel Ángel Granado
En el mundo de las aves, existen algunas tan curiosas como la Lavandera blanca (Motacilla alba). En nuestro país podemos encontrar tres especies de lavanderas: la boyera que es estival y la cascadeña y la blanca, como residentes. Como su propio nombre común indica, están ligadas a los ríos, se las detecta fácilmente en las orillas o en las piedras que se encuentran en el cauce. Suelen hacer vuelos cortos y rasantes. Con unos 18 cms. de longitud y un peso alrededor de 29 gramos la Lavandera blanca, también conocida como pajarita de las nieves o pitita, será sencilla de identificar: su forma es alargada en horizontal, debido sobre todo a su larga cola, que mueve con un tintineo frecuente; además cuando camina su cabeza también oscila hacia delante y atrás. De tonos negros, blancos y grises, en esta especie existe dimorfismo sexual: los machos tienen manchas negras en la parte posterior de la cabeza, cuello, garganta e incluso en el abdomen; las hembras en esas zonas lucen tonos grises más claros. En ambos sexos las zonas ventrales son blancas y las dorsales grises; en las alas en su zona media aparece una lista blanca que las atraviesa; la cola es oscura con franjas blancas en ambos lados, muy características. De pico y patas negras, el color de sus ojos es marrón oscuro. Los individuos jóvenes tienen los tonos mucho más apagados y su cabeza es gris.
Las lavanderas blancas en nuestro país, aumentan considerablemente su cantidad con la llegada del invierno, se dice que anuncian la llegada del frío; esto es debido a que en esta estación migran en gran número individuos procedentes del centro y norte de Europa, muchos de la subespecie enlutada o yarrelli, de tonos más oscuros. Existen multitud de subespecies, este ave se distribuye ampliamente a nivel mundial, estando presente en Europa, Asia y África, además de con poblaciones más pequeñas, en Groenlandia y Alaska.
Habita en campos de cultivo, pueblos y ciudades, parques y jardines, zonas húmedas como ríos, lagunas, embalses, charcas, etc. Siempre en lugares abiertos, especialmente durante la incubación, para poder detectar mejor a sus presas. No gusta de los lugares sombríos como bosques o, excesivamente secos. Puede criar desde el nivel del mar hasta los 1600 metros de altitud, aunque es menos frecuente a partir de los 1000 metros. En invierno suelen agruparse en grandes cantidades en los dormideros, generalmente árboles urbanos. En esta época muestran un carácter gregario, colectivo.
A finales de febrero se inicia el periodo reproductor. Las hembras son perseguidas por dos o tres machos cuando vuelan. Al posarse en el suelo, el más decidido se acercará a ella e inflará su negra garganta. Aún se aproximará bastante y, en ese momento abre las alas pero no cierra las dos, sino que deja una abierta como si estuviera rota, a la vez que orienta la cola para ese mismo lado. La hembra si está interesada, mostrará nerviosismo, se agachará entreabriendo el pico, las alas le temblarán, además de desplegar su cola. Será el momento cumbre aunque breve, no durará más de un minuto; el macho se acercará y alejará de la hembra, como desorientado. Es el celo. El nido lo construyen en grietas de paredes rocosas, taludes, en huecos de edificaciones humanas, etc. preferiblemente cerca del agua. Tras ello copularán y, a finales de abril y durante el mes de mayo, la hembra pondrá normalmente de 4 a 6 huevos. Estos son incubados por ella principalmente, teniendo pequeños relevos por parte del macho. Tras 12-14 días, llega la eclosión y con ello el nacimiento de los pollos. Transcurridos otros 12-15 días, abandonarán el nido y, como curiosidad, serán alimentados exclusivamente por el macho ya que, de inmediato, la hembra inicia la segunda puesta. Pueden efectuar hasta tres puestas anuales, en el periodo desde abril hasta agosto. Son aves insectívoras, su alimentación consta de multitud de insectos terrestres y acuáticos, con predilección por las larvas y adultos de moscas y mosquitos.
En cuanto a la voz, su reclamo es como un tsi-sitt, dos notas que suele emitir en vuelo. El canto, más elaborado, recuerda al de la golondrina, se compone de notas parecidas al del reclamo pero con variaciones y gorjeos. No es una especie que se encuentre amenazada aunque le afectan los pesticidas, las molestias cuando se encuentran en dormideros humanizados,…
Disfrutemos pues de las pajaritas de las nieves, siempre observándolas a una cierta distancia y podremos observar su comportamiento, ya que ellas están acostumbradas a nuestra presencia.
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