Hablamos con Cristina Soto, Daniel Blanco, Eva Martín y Maite García de la Filia que hace 10 años crearon la Asociación Roble Moreno con la idea de poner en marcha una granja escuela. Ya trabajaban en el proyecto de la Escuela de Montaña, que, con los años, se ha convertido en uno de sus proyectos más representativos. La granja no salió adelante, pero a cambio, decenas de nuevos proyectos han visto la luz durante estos años. Aumentando el número de personas que hay en la Asociación. Los ejes que han marcado su trabajo son el compromiso con el territorio, el desarrollo local, la participación de la población y la búsqueda de nuevas formas de actividad laboral que permitan a los habitantes de la sierra y a ellas mismas, desarrollar un trabajo digno.
¿En qué proyectos trabajáis?
En proyectos de educación ambiental y desarrollo local, por poner ejemplos: Con los más pequeños La Escuela de Montaña y los campamentos de verano. Con juventud: espacios jóvenes, cursos de monitores u otros como el de educadores ambientales, organizadores de eventos deportivos o como el proyecto Creando Futuro, de participación juvenil. Con los adultos cursos como los de espacios de emprendimiento, iniciación al montañismo o escalada. Con los más mayores: los mapas emocionales que intentan poner en valor la memoria de los lugares y fomentar la salud de las participantes. O las salidas por el medio con familias, colegios o colectivos con diversidad funcional con el programa de senderismo adaptado con sillas todo terreno Joelettes.
Y con qué instituciones
Llevamos a cabo trabajo con familias, AMPAS, ayuntamientos, mancomunidades o con la Dirección General de Juventud y Deporte de la Comunidad de Madrid.
Hacemos procesos de dinamización con la red Terrae. También dinamizamos la puesta en marcha de composteras con la Mancomunidad de Residuos.
¿Cómo desarrolláis vuestros proyectos?
Queremos ser, fundamentalmente, una herramienta. Trabajamos sobre todo a partir de demandas, intentando cubrir necesidades que sabemos que existen. Pretendemos aportar al territorio en el que estamos. Desarrollar iniciativas locales que nos permitan vivir en los pueblos y generar empleo. Intentamos que la gente que pasa por nuestros procesos de formación o nuestras actividades, desarrollen sus propios proyectos de empleo con el apoyo de la asociación. Necesitamos fijar población en el territorio. Ofrecemos servicios, actividades, formación, para generar más vida en los municipios: actividades para familias, para los niños y niñas, para jóvenes, con la finalidad de generar territorios más vivos donde quedarse a vivir sea una opción de futuro para nuestros jóvenes.
No os da la sensación que vuestro trabajo lo deberían hacer las instituciones…
Está bien que la gente nos organicemos y generemos nuestras propios recursos e iniciativas sin esperar a que alguien venga y nos solucione las cosas. Frecuentemente, la población y las instituciones manejan ritmos diferentes. Pero gran parte de nuestros proyectos están apoyados por instituciones que apuestan por cubrir necesidades existentes financiando o apoyando nuestras iniciativas.
Nuestro trabajo está en la calle, donde la gente toma decisiones, encuentra herramientas y genera procesos.
La asociación es una herramienta que usa la gente para disfrutar de ocio, actividades, formación y servicios. También la usamos nosotros para generar proyectos laborales dignos. Y la usan las instituciones para dar respuesta a necesidades mediante los proyectos que llevamos a cabo.
¿Qué problemas tiene la Sierra?
Hay que dar respuesta a las necesidades personales y de muchas familias, preguntarnos por qué los jóvenes se tienen que ir de aquí para tener un futuro.
Nos preocupa la pérdida de raíces, especialmente en el manejo tradicional del territorio perdiendo el cuidado del territorio y la cultura asociada al campo. Y la falta de nuevos proyectos que resuelvan la situación manteniendo el entorno.
Creemos que hay que establecer un diálogo y una escucha entre sectores muy diversos de nuestra población, a veces es complicado entendernos todos: la población de aquí, los que se han ido y regresan, la gente que llega de zonas rurales pero de otros países, los urbanos que se vienen a vivir.
¿Cómo veis la Sierra dentro de una década?
Nos gustaría ser positivas. Encontrarnos con un turismo sostenible que debe aportar más de lo que debilita, que sirva para poner en valor y cuidar el territorio y mostrar los usos tradicionales, aportando empleo y fijando población.
Que no cambie la esencia de los pueblos, que sigan siendo comunidades con colegios, niños, fiestas, concejos. Que podamos vivir de forma coherente.
¿Cuál es la mayor satisfacción en estos 10 años?
Ver como niños y niñas que hace diez años estaban haciendo actividades con nosotras, han crecido con la asociación, se han ido implicando y ahora desarrollan proyectos propios para los chavales de su pueblo.
Y haber recibido confianza de tanta gente. Lo que hemos aprendido y nos han permitido conocer. Y conseguir trabajar en lo que nos gusta y donde nos gusta. Poder vivir en la Sierra.
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