Lozoya es uno de los pueblos que aun mantiene la tradición de las corridas de toros, aunque no tienen el brillo ni los asistencia de los años setenta y ochenta. Sin embargo, las fiestas de La Fuensanta de Lozoya tiene otros puntos de intereses. Uno de ellos son el concurso de Disfraces. El sábado de las fiestas, según va anocheciendo, en las calles se empiezan a ver, vecinos con los más variados disfraces.
Eso si, si la cita es a las nueve de la noche, añádanles unos cuantos minutos, hasta que lleguen todos los protagonistas. Algunos hacen pasacalles individuales, desde sus particulares puntos de encuentros, hasta la plaza de toros, lugar de la cita final. Así, mientras el público va ocupando sus localidades, se mezclan los participantes a las puertas de la plaza, haciéndose fotos, hablando, intercambiando opiniones.
Los participantes van en grupos, según las amistades y afinidades de años; algunos sólo se ven en estos días, pero recuerdan viejos tiempos. Y cuando se abren las puertas, empieza el espectáculo, porque no sólo desfilan, hacen auténticas representaciones.
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