José de Villamisaar – Desde PEÑALABRA
Desde el atentado de las torres gemelas el 11 de septiembre del 2001, el terrorismo islámico se ha convertido en la gran amenaza mundial, que no respeta países, razas, religiones o condición social.
Ya lo dijo Osama Bin Laden aquellos días: «A partir de ahora Occidente jamás vivirá tranquilo», y se está cumpliendo su profecía.
El terrorismo éste es tan complejo que difícilmente los expertos saben como ponerle freno o acabar con ello.
Lo que pasó el paso jueves día 17, en Barcelona, en agosto, y con gran afluencia de turistas, hizo que dejase muertos y heridos de distintos países, es un ataque al turismo, que sin duda repercutirá negativamente en ese sector, que en España como todos sabemos es la gallina de los huevos de oro.
Después de éste atentado, viene la pregunta: ¿cómo es posible que haya gente que vive con nosotros en una sociedad libe y tolerante capaz de hacer semejante atrocidad?, ¿cómo se puede arrollar al mayor número de personas posible, degollar a quién se encuentra en el camino, explotar conciertos, aeropuertos, etc., etc.?, ¿lo hacen por su interpretación de la religión, por el odio a occidente, porqué?.
Los manifestantes de Barcelona gritaban; «No tenemos miedo», claro que tenemos miedo, están aquí, viven en nuestros pueblos, en nuestra escalera, nos cruzamos a diario, charlamos con ellos, hacemos la vida normal con ellos, parecen normales hasta que un día el niño bueno, humilde, y trabajador, arrolla en las Ramblas o en cualquier otro lugar a todo aquel que se le ponga por delante.
Por otra parte están sus familias, gente honrada, trabajadora, decente, que un día dejaron sus países, huyendo de la miseria, y para labrarse un futuro mejor para ellos y sus hijos, y un día se enteran por la televisión que su hijo fue acribillado a balazos por terrorista, ¡cuánto dolor tienen que tener los padres de esos desalmados que sembraron el terror y la muerte en las Ramblas de Barcelona!.
Y, ahora toca administrar la concordia, para que no caigamos en la xenofobia, que desde algunos grupos y también algunos medios tratan de inculcarnos, y también los musulmanes tienen que hacer un gran esfuerzo para eliminar todo conato de radicalismo que puedan ver en sus familias o asociaciones.
Las declaraciones que el Imán de Canarias, Mohamed Saleh hizo a la revista «Naural-Islám, no ayudan ni a la integración, ni a la concordia, el citado señor dijo: «los emigrantes han huido, buscando una vida mejor y la integración solamente se producirá si tienen las ayudas suficientes, de lo contrario habrá más terrorismo».
También en alguna televisión nacional, algún tertuliano hizo comentarios parecidos, por ejemplo: «tenemos un sistema de integración que no funciona y por eso hacen esos atentados», «Que no se integran y acaban siendo radicales porque les prometen cosas y como no les damos salida pasa esto».
Estos comentarios y otros parecidos son a todas luces improcedentes en momentos como éste en el que todavía se está homenajeando a los muertos.
Lo que no dicen esos prógres tertulianos es la fórmula que ellos aplicarían para la integración, ¿suprimir nuestra cultura y abrazar íntegramente la de ellos?. ¿Dejan en sus países la misma libertad a nuestra cultura que la que nosotros les dejamos a ellos?.
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