De la mano de Paco López Losada descubrimos un proyecto de huerta ecológica comunitaria ubicada en Torremocha de Jarama. Un proyecto que pretende cubrir las necesidades laborales de quienes allí trabajan, al mismo tiempo que suministran a más de un centenar de familias productos de huerta y huevos frescos, todo ecológico. Pretende, sin embargo, ser algo más que un proyecto laboral y de consumo, convirtiéndose en una herramienta de transformación social: empoderar a las familias respecto a su alimentación y construir un proyecto basado en el trabajo comunitario, en el conocimiento y en el respeto al medio que les rodea.
Paco nació en Madrid, aunque lleva más de una década viviendo en la Sierra. Durante los últimos años combinaba su trabajo como informático con su pasión por las huertas. Y fue eso lo que le hizo lanzarse junto a Dámaso, Mónica y el resto de personas que componen el CSA, a este proyecto que combina la producción, con la formación y los proyectos de vida comunitarios.
¿Qué es un CSA ?
Corresponde a las siglas en ingles de Agricultura sostenida por la comunidad. Tratamos de producir alimentos de una forma colectiva, sostenible y respetuosa con el medio que nos rodea. Cada socio paga una cuota fija al mes que le da derecho a una cesta semanal de verdura ecológica y huevos. En un futuro no muy lejano pretendemos ampliar la cesta con carne de pollo, pavo y fruta. Actualmente el CSA Vega del Jarama ronda el centenar de socios, aunque pretendemos ampliar hasta los 150. Legalmente estamos constituidos como una asociación, aunque nuestra forma de organización se basa en la transparencia y la horizontalidad a la hora de tomar decisiones por consenso.
¿En qué se basa vuestra producción?
Se trata de una producción ética, responsable con la tierra y los trabajadores. Lo hacemos de forma ecológica, con más de 50 especies vegetales y libre de productos químicos de síntesis, herbicidas, abonos químicos y plaguicidas. También tenemos un trato regenerativo con el suelo, para cuidarlo.
Somos conscientes de que el suelo, la tierra donde trabajamos, es fundamental para que las cosas salgan bien. Rotamos cultivos, compostamos…
Y la relación con los socios…
Vivimos en un mundo donde la agricultura industrial no deja a las familias implicarse en su propia alimentación al tiempo que la supervivencia de los pequeños agricultores es prácticamente imposible. Con este proyecto buscamos también un cambio social a través de la alimentación, lograr comida sana, colectivizar los trabajos del campo y la toma de decisiones. Los socios y socias participan en todo esto: en los trabajos de huerto, cubren las vacaciones y días de descanso de los trabajadores, colaboran en los proyectos más grandes y costosos y todas las personas juntas vamos aprendiendo.
¿Por qué agricultura ecológica?
Desde los años 50, la agricultura convencional se ha basado en la mecanización y en el petróleo. Y aunque este tipo de producción ha permitido el aumento de eficiencia y el aumento de producción de alimentos en el mundo, genera sin embargo una serie de inconvenientes. Por un lado, está sometida a los intereses de mercados que no redundan en los beneficios de la población mundial por lo que lejos de solucionar los problemas de alimentación, los incrementan. Por otra parte está cargada de peligros. Los abonos químicos generan erosión y destrucción del suelo. Los plaguicidas y herbicidas causan numerosas enfermedades y muertes. Y está basada en el petróleo y en el gas como algo imprescindible para la producción. Y el petróleo se acaba… y con ella este tipo de agricultura.