Estallido de color y alegría. Profusión de mantones, tan importantes e imprescindibles, que no importaba echar mano de los ahorrillos para lucir un mantón de Manila en la verbena, ya fuera de S. Isidro, la Paloma, S. Eugenio o cualquier otra de las muchas que se celebraban en Madrid. Mantones que han pasado de generación en generación y que aun hoy mismo podrían lucirse, dándoles un aire moderno, en bodas y otras fiestas.
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