Miguel Ángel Granado
El 2 de febrero es el Día Internacional de los Humedales. Es una de las fechas señaladas en el campo de la conservación. Año a año, se realizan múltiples actividades en todo el mundo para resaltar la importancia de estos ecosistemas, indispensables para la vida. En ese sentido y, como pequeña contribución, el artículo de este mes está dedicado a una especie típica en estos espacios: el Ánsar común (Anser anser). Ave de gran tamaño, como un pato enorme, con movimientos más desgarbados, lo que hace que popularmente se conozca como ganso. Todos conocéis la expresión «Deja de hacer el ganso», atribuida a los ánsares por su torpeza a la hora de caminar en suelo firme. Sin embargo, ya sea en el agua o cuando vuelan, la agilidad de estas grandes aves es notable. De su nombre tradicional y común, ánsar, se empezaron a llamar primero ocas y, más adelante, gansos. Esto tuvo que ver con el proceso de domesticación por el ser humano, sobre el año 1360 a.c., constituyendo así uno de los más antiguos.
En cuanto a su identificación, son gregarios, observaremos normalmente varios individuos juntos; esto hecho constituye su principal sistema de defensa: mientras el grupo pasta en la hierba, alguno permanece con el cuello erguido mirando a su alrededor; si surge cualquier imprevisto, avisará al resto de los compañeros y emprenderán el vuelo. Miden casi un metro de longitud (entre 75-85 cms.), más de metro y medio de envergadura (de 1,49 a 1,68 m.) y su peso oscila entre los 2,5 y 4,5 kilos. Los ánsares son de color gris o pardo grisáceo en las partes superiores, incluidas la cabeza y el cuello; destaca en el dorso una zona más oscura con aspecto escamoso; las partes inferiores son grises más claras que el dorso, con una porción más oscura en los flancos; el vientre es blanquecino y la cola es blanca, con una franja oscura en la parte superior; tienen el pico de color amarillo anaranjado y las patas, cortas y fuertes, son rosáceas. Los ánsares comunes tienen, por tanto, una cierta uniformidad en el color, característica que permite diferenciarles de sus primos, los ánsares chico y careto, que presentan un gran contraste entre la cabeza y el cuello, mucho más oscuros que el resto del cuerpo. Otro rasgo diferenciador es el tamaño: el común es más grande que las otras especies de ánsares presentes en nuestro país, aunque esto sólo se apreciará cuando los observemos a corta distancia.
Crían en latitudes más norteñas, desde el norte de Alemania hasta Islandia la subespecie anser; la otra subespecie, rubrirostris, más oriental, cría en el este de Europa y en Asia central y occidental. En nuestro país permanecerán durante el otoño e invierno, desde finales de septiembre hasta mediados de marzo, siendo la mayoría de la subespecie anser; las mayores cantidades se registran en las marismas del Guadalquivir, Tierra de Campos zamorana y palentina, así como en las vegas del Guadiana en Extremadura; existen otros núcleos aislados en el centro y oeste de la península, uno de estos núcleos es el de nuestra comarca. Construyen el nido en el suelo, en algún montículo cercano al agua y protegido por vegetación palustre. La puesta consta de cuatro a seis huevos, la incubación -durante un mes- corre a cargo de la hembra, los pollos son nidífugos, caminarán a las pocas horas de nacer y pueden alimentarse por sí solos. Sin embargo y a pesar de esta capacidad, las familias en los gansos están bien constituidas, las parejas lo son de por vida y los jóvenes realizan la migración junto con sus padres. En cuanto a la alimentación, su dieta es vegetariana, come diversas plantas que crecen en lugares con mucha humedad como las marismas; los tubérculos de Castañuela y el Junco de laguna son sus preferidos y además, pasta en praderas de hierba corta. Emiten un graznido en tono alto y áspero, con diversas variaciones guturales. Está comprobado que la variedad de estas voces les permite comunicarse; esto es especialmente notable cuando están en migración, apreciando en el cielo grandes bandos en forma de V, sin que se dejen de escuchar los cantos mientras vuelan. Las principales amenazas para esta especie son debidas a la transformación de su hábitat y a la caza ilegal; le afecta especialmente el envenenamiento por plomo, debido a los cartuchos que quedan en los suelos. Aparece como «No evaluado» en el Libro Rojo de las aves de España. Cuidemos de los ánsares, consideradas como unas de las aves más inteligentes; así seguiremos disfrutando del vuelo de sus grandes bandos.
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