José Enrique Centén Martín
Es la interpretación de determinados gobiernos cuando los ciudadanos pasan a engrosar al apartado (nunca mejor dicho) de ser jubilados y sobre ellos ciernen el estigma de mantenidos al pretender borrar los muchos años de cotización al INSS, algunos más de 50 años, que han servido y sirven para para el mantenimiento de la propia Seguridad Social y toda su infraestructura (trabajadores, edificios, remodelaciones, mejoras), para sus hijos desde que nacieron hasta que entraron en el mercado laboral, para las pensiones de viudedad de los que no tenían ingresos, para las pensiones exentas de IRPF (orfandad, parados, accidentados laborales de baja definitiva, los de incapacidad permanente, pensiones por actos terroristas, los dependientes, los excluidos sociales), todo realizado a través no solo con la cotización periódica de la nómina (4,4% del sueldo), también del IRPF implícito en ella (se destina el 12% de ese impuesto descontado en cada nómina), sin olvidarnos que sirve para el sueldo y privilegios de las «señorías» parlamentarias, incluso de los que actúan contra quienes les mantienen y seguirán manteniendo a través de la Declaración de Renta, nunca condonada, mientras que para esas «señorías» es reducida.
«Señorías» encargadas de imbuir (a los que permanecen en el mercado laboral) de que los jubilados son los causantes de la pérdida del Bienestar Social, obviando que siguen pagando impuestos, a excepción de los correspondientes a la S.S. (el 4,4%), como lo son también los que reciben cualquier ayuda social o cualquier tipo de pensión (obligación subsidiaria del Estado) porque así lo hacen en el pago del IRPF anual, para eso si son iguales al resto de los ciudadanos. Pero piensan y hacen creer con mensajes subliminales, ocultando el haber sido los mantenedores de la Seguridad Social durante su vida laboral, el ser los causantes del mal de la Seguridad Social por la pensión, pensión obtenida por la entrega periódica a plazo fijo del 4,4% de su sueldo para tal fin al Estado, pero estas energúmenas «señorías» pretenden dar a entender que es altruista o producto de los trabajadores en activo (muchos así lo creen, olvidándose de personas de su entorno, en una situación parecida).
Son el blanco de los males, sin querer darse cuenta muchos asalariados en activo, incluso algunos jubilados, de que con la condición de pensionista sufrirán la pérdida de poder adquisitivo año tras año, dada la imposibilidad de mejorar cambiando de empleo. Son diana de la codicia, al ser excluidos de ciertos medicamentos y obligados al oneroso copago de ellos tras una larga vida de trabajo que empieza a pasar factura por enfermedades o decrepitudes propias de la edad, ese tipo de Estado los ignora al cambiarles la condición, de paciente a clientes, objetivo de políticos sin escrúpulos a las órdenes de las Farmacéuticas o de los Bancos y sus planes de pensiones. A todos los que pretenden engañar les cito la frase (no recuerdo el autor), «la edad son peldaños desde donde se observa el pasado», lo hago para que recuerden y observen la manipulación cuya consecuencia es destruir el Bienestar Social conseguido por muchos de los que ahora están jubilados o entran en esa condición, entregando ese fruto de luchas y reivindicaciones durante décadas a sus herederos naturales, las siguientes generaciones de asalariados para que no conviertan una tierra productiva, en una «era», y como ejemplo se podría utilizar una analogía con el Antiguo Testamento en el Cantar de los Cantares 1:6: «Me pusieron a guardar las viñas; y mi viña, que era mía, no guardé».
No seáis ciegos, los pensionistas no son culpables.
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