El pasado mes de agosto, la Asociación de Ganaderos de Pequeños Rumiantes dirigían una carta al Consejero de Medio Ambiente, Jaime González Taboada, en la que relataba el cambio de hábitos y manejos de los rebaños ante la presencia de Lobos en el territorio de la Sierra Norte, así como sus repercusiones en el ámbito laboral, familiar y de pérdidas económicas.
Ante esta situación solicitaban el apoyo y cambio de legislación en seis puntos referentes al territorio, la gestión de pastos y refugios, las indemnizaciones y la presencia de perros pastores.
En este sentido, durante el mes de septiembre, Ardea- Ecologistas en acción remitía una carta al Consejero en el que apoyaban las seis peticiones:
1.- Una legislación comprometida a la hora de la gestión del territorio, donde los que viven de él no sean invisibles y en la que turismo y caza, actividades lúdicas todas ellas y que deterioran el medio ambiente con la presente legislación, no tengan más derecho que los que manejan el territorio con su día a día de desbroce, mantenimiento de caminos, retirada de árboles caídos, trasmochos, mantenimiento de pastos de diente y siega y un largo etc.
2.- Ya que ahora se tiene que estar con los animales en el monte, se facilite la instalación o rehabilitación de refugios no solo para los animales, sino para los ganaderos, pastores, que los acompañan y a ser posible con unos mínimos de dignidad.
3.- Una legislación específica para los perros de trabajo, que proteja ante incidentes con turistas con los que se comparte el territorio. Esta legislación debe cubrir que vayan sueltos, con carlancas y sin bozales por todos los municipios salvando el casco urbano. A este respecto, entendemos que los costes de manutención, seguros y carlancas, deben de ser apoyados por su administración ya que para poder proteger al ganado hace falta una gran inversión en estos perros y dado que el sector mantiene los mismos precios desde hace cincuenta años, la incorporación de estos aliados dispara los costes de producción en las zonas con presencia de lobo. La labor de la ganadería de pequeños rumiantes en el manejo del monte compensa ampliamente los costes que su administración tendría que realizar (cuadrillas de retenes, bomberos, incendios y reforestaciones) en caso de que se abandone esta actividad.
4.-Ya que el lobo, así como otros animales de la fauna silvestre, tienen hábitos carroñeros, al igual que se permite a los cazadores -con animales sin el control sanitario que se exige a la ganadería-, se permita a los ganaderos que se puedan dejar los cadáveres de aquellos animales que mueran en el campo, ayudando a paliar de esta forma la necesidad de atacar a los animales vivos.
5.- Que se legisle no solo sobre las muertes producidas por los ataques del lobo, sino que se valoren económicamente heridas, abortos y estrés que reducen la productividad de las explotaciones. Además la percepción de las indemnizaciones por los daños debe ser más ágil.
6.- Se libere a los ganaderos de pequeños rumiantes de los pagos de pastos propiedad de la Comunidad de Madrid y se abogue por el mismo tratamiento, desde su Consejería, de los pastos propiedad de los municipios y de los particulares que se encuentran abandonados por los propietarios que a veces ni saben donde se encuentran sus fincas, inaccesibles y llenas de jaramagos.