El invierno es momento de visitar zonas de agua para los aficionados a la ornitología. Ánades, cormoranes, limícolas,…, nos visitan procedentes de lugares más norteños, más fríos; estos habitantes se suman a los que ya residen en nuestra península, con lo cual los humedales se llenan de multitud de seres alados. Hay otra familia, las ardeidas o garzas, que también gusta de estos espacios. De entre todas las especies que habitan en nuestra península e islas, una de las más comunes y además la de mayor tamaño es la Garza real (Ardea cinerea).
Al caminar por alguna charca o pantano, en las zonas de carrizal especialmente, se puede observar un «junco» inmóvil, totalmente petrificado; si nos fijamos nos daremos cuenta que es una garza real. Esta actitud la utiliza cuando quiere predar sobre los peces o anfibios que se encuentran en el agua; permanece totalmente quieta y cuando tiene a su presa cerca, con un rápido y ágil movimiento de cuello sumerge su largo pico en el agua a modo de arpón con el que captura al pez pinchándolo, para posteriormente engullirlo. En cuanto a su identificación, su plumaje es de tonos blancos, negros y grises. En la cabeza predomina el blanco con una línea negra y un par de plumas largas negras que le cuelgan a modo de coleta; estas plumas sólo se observan cuando está en periodo reproductor, al igual que su pico que adquiere una coloración rojiza; fuera de este periodo el pico tiene color amarillento. Luce también unas finas bandas negruzcas en su largo cuello en forma de «s» y una mancha negra en los hombros. Precisamente el cuello es un rasgo muy distintivo en las ardeidas al ser alargado y de forma curvada. En vuelo, además de este rasgo se observa que las patas las lleva estiradas y sobresalen por detrás de la cola. La garza real tiene una longitud de 85 cms. a un metro largo y una envergadura de 1,5 a 1,75 metros.
A la hora de criar se agrupan en colonias con otras especies de garzas e incluso con cigüeñas. Buscarán árboles cercanos al agua e incluso pueden anidar en carrizales. Son famosas las colonias de cría del parque nacional de Doñana, donde podemos ver cientos de ardeidas agrupadas en los árboles, las conocidas «garceras». Se escuchan frecuentemente sus cantos, un sonido áspero como quejándose. A mediados de febrero la pareja acude a la colonia y comienza la reconstrucción del nido aportando ramas. Tras ello se produce el cortejo a la que sigue la cópula; tapizarán el nido con hojas y hierba, la hembra pone de 3 a 5 huevos que incubarán ambos sexos durante cerca de un mes. En la primavera nacerán los pollos que, a los pocos días tienen la capacidad de desplazarse por las inmediaciones del nido aunque dependerán de sus progenitores cerca de dos meses. Tras este periodo y con la primavera ya avanzada, emprenderán el vuelo. Aunque su alimento fundamental son los peces, enriquecerá su dieta con anfibios, reptiles, pollos de otras aves, crustáceos, grandes insectos y materia vegetal.
Esta especie se encuentra ampliamente distribuida por Europa, Asia y África. En nuestro país no hay muchas parejas reproductoras y, las que hay, se concentran en las cuencas de los ríos más importantes: Duero, Tajo, Guadiana y Guadalquivir. Está asimismo en el delta del Ebro, la albufera de Valencia y otros lugares cercanos al mar mediterráneo. Suele ser sedentaria, únicamente los individuos del norte de Europa realizan migraciones en invierno hacia latitudes más cálidas. En nuestra comarca se encuentra como invernante principalmente. En España tenemos unas 5000 parejas y la tendencia poblacional va en ligero aumento.
Las principales amenazas para este ave son las fluctuaciones de los niveles de agua de los humedales, la falta de lugares de nidificación y la importante persecución directa por parte de los pescadores, que las ven como competidoras. Se incluye en la categoría «De interés especial» en el Catálogo Naciional de Especies Amenazadas. Tengamos en cuenta que los peces nos pertenecen a todos, no sólo al ser humano y, como siempre, que ellas estaban antes que nosotros en este nuestro querido planeta. Son además animales muy bellos, que merecen nuestro respeto. El vuelo de cualquier garza es particular y muy elegante.
Miguel Ángel Granado (Coordinador SEO-Sierra Norte)
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