La introducción de estos chales en Europa se debe a los ingleses, que los importaron desde sus colonias de la India, de ahí su nombre de Cachemira con el que son conocidos.
Estaban confeccionados con el suave pelo de una cabra salvaje que tenía su hábitat en las montañas del Himalaya. Hoy día su producción se ha extendido por otras zonas de nuestro planeta.
Su ornamentación, de un bello y delicado colorido, procede de motivos heredados de los persas.
En 1820, creadas ya manufacturas para su confección en Francia e Inglaterra, se tejieron en forma cuadrada, que conjugaba mejor con la moda de la época.
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