UniPosible
Hemos dedicado una sesión del Grupo de Aprendizaje Colectivo sobre Género (GAC) a profundizar en el análisis de las relaciones de pareja partiendo de nuestras propias experiencias. Este tema nos lleva tiempo rondando las cabezas, los corazones y las pieles. Así que le estamos dedicando atención. ¿Por qué? Porque aquí hay trampa. Tenemos impulsos sexuales, tenemos necesidades relacionales. Esto es así en el planeta entero y desde que nos alcanza la memoria. Pero al patriarcado no le interesa que descubramos que todo ello lo construimos culturalmente, que la humanidad ha vivido el amor de forma muy diferente en momentos históricos y culturales diferentes.
Nuestras relaciones afectivo sexuales (algo aparentemente tan íntimo) se construyen según parámetros culturales. En otras palabras: el amor está sujeto a la economía, a las ideologías, a la sociología y a la política. Casi nada. ¿Veis por qué andábamos revuelt@s?
El feminismo fue el primero en arrugar la nariz ante este tinglado, analizarlo y ponerle nombre: la sexualidad heteronormativa. Un poco malsonante y algo áspero el nombrecito, pero vale ya de componendas. Si algo es feo, que tenga un nombre feo.
Vivimos la exaltación de una variante especialmente consumista, machista, frustrante y mentirosilla del amor romántico: el amor fusión marca Disney. Los medios se han visto obligados a enseñarnos «cómo amar bien», que parecemos tont@s, caramba. Y pobre de quien se aparte de la norma.
Con estos antecedentes, contados muy por encima, nos lanzamos en el GAC de Género a «rEvolucionar el amor». Para bucear en estas aguas marinas profundas y con buenas dosis de chapapote decidimos que los libros, revistas y webs están muy bien pero que cada cual escribiría en casita sus desencuentros con la sexualidad heteronormativa.
Es decir, reflexionaríamos sobre momentos vividos en los que hubiéramos sentido que el modelo de amor considerado como «normal», el modelo de amor romántico, no nos servía, porque no respondía a lo que de verdad queríamos.
Luego, los pondríamos en común para generar aprendizaje colectivo, a eso vinimos a la Uniposible. Los textos leídos levantaban silencios profundos y también un «¡Oh!» a cada poco, de puro sinceros, certeros y emocionantes a cada cual más. Es lo que tiene currárselo en camaradería y con la certeza de que el grupo te cuida. Ya sabéis, esa reconfortante sensación de calorcito humano que te cura la congoja y te hace sentir con las espaldas cubiertas ante tus propios fantasmas.
Detectamos los siguientes conflictos y nudos achacables al modelo de amor romántico Disney: discusiones inútiles, pérdida de tiempo y energías, expectativas idealizadas de una felicidad inalcanzable, trampas, renuncias y concesiones constantes, miedo al «te lo dije, es mejor ser como todo el mundo», inseguridad y ponernos en duda, mandato social de monogamia feliz incluso si no te va esto.
Mientras leíamos los textos escribimos dos columnas en la pizarra. En una, qué quitaríamos de la concepción dominante del amor. En la otra, qué pondríamos para unas relaciones más justas, cooperativas, libres y enriquecedoras de todas las partes.
¿Qué cosas quitaríamos de las relaciones afectivas para que fueran revolucionarias?
QUITARÍAMOS miedo, dependencia, pérdida de autonomía e independencia (especialmente las chicas), aislamiento del mundo exterior, las etiquetas, la genitalidad, el conflicto desmesurado entre expectativas y realidad, la posesión, la persecución y el espionaje, las jerarquías, celos y mentiras, el enjuiciamiento y la autocensura, la culpa y la exclusividad sexual obligatoria. En definitiva, el amor romántico y sus mitos, que sin todo esto se queda en los puros huesos. Algunos flipaos que complican la vida de sus parejas, también los quitaríamos. Esto vino por un ex novio que buscaba una pareja que por amor sacrificase su vida por él, aunque él no veía la necesidad de sacrificarse tanto…
¿Qué cosas pondríamos a las relaciones afectivas para que fueran revolucionarias?
PONDRÍAMOS libertad de elección, personalizar el modelo de relación, ampliar el marco ideológico, de(s)-generar la relación (esto venía a propósito de los estereotipos sobre ambos géneros, que esa tarde de sábado la peña andaba muy creativa), una sexualidad difusa más allá de la genitalidad y muchíííííísimo más gratificante y confianza.
En fin, que no tenemos una varita mágica para resolver la cuestión afectivo sexual pero sí tenemos un puñado de ideas interesantes y las experiencias sumadas y compartidas que hacen de un grupo mucho más que unas cuantas personas. Continuaremos revolucionando el amor. Seguramente existen muchas respuestas, las respuestas liberadoras que cada persona emita. Si tenéis curiosidad, nos vemos en la Uniposible.
Desde el GAC Género, con cariño.
UniPosible.
Sé el primero en comentar sobre "El Amor Romántico Perjudica Seriamente La Igualdad"