Hoy voy a asomarme a «Senda Norte», de la mano de la amistad.
Espero despertar vuestra curiosidad lectora y dialogante. Me gustaría comenzar hablando de educación y cultura, traducidas ambas como «aprender a vivir» y «lograr sobrevivir».
Como soy maestra, seguro que mis reflexiones tienden al camino de la educación y como soy mayor y amante de la cultura, tal vez la filosofía y la literatura, interfieran en ese camino. Creo que esto se puede transformar y enriquecer, si os animáis a completar mis escritos. En la escuela para iniciar el diálogo en comunidad, proponemos primero «las normas del aula». Aquí, como todos somos adultos, no necesitamos establecer turno de palabra, tampoco recordar que debemos escuchar, ser respetuosos con los otros y partir de sus reflexiones para construir las nuestras. No será necesario explicar que ha de haber empatía, sentido del humor, autenticidad en los argumentos y claridad en las ideas. Por supuesto también «adaptación al medio», lo que implica concisión y brevedad en los escritos.
Inauguremos pues este sitio no-Web, hablando de la necesidad de brindar a los niños y niñas de nuestros pueblos de la sierra un entorno con cultura y una escuela que nos forme como ciudadanos con espíritu crítico y conciencia moral.
Yo creo que, aprovechándonos de la generosidad de este periódico y abriendo los sentidos a estos cambios de gestión política que se están dando a nuestro alrededor, podemos crear un espacio democrático en el que aportar ideas sobre temas educativos y culturales, teniendo en cuenta a todas las personas que nos rodean.
Me gustaría proponeros un ejercicio de análisis sobre quiénes y cómo educamos a los niños y niñas, desde los más pequeños hasta los más grandes, durante su formación en la escuela y fuera de ella.
De esta manera estoy abriendo un campo de reflexión casi infinito porque alude al niño en todas sus experiencias educativas e incluso en sus implicaciones cívicas y comunitarias. Para empezar a pensar sobre este tema podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Quiénes educan? Los maestros, los padres, ¿juntos o separados?, ¿Cuánto tiempo educan unos y otros?, ¿Se pueden poner de acuerdo todos los responsables de la educación de los niños?, ¿La institución escolar o municipal brinda espacios para que padres, abuelos, niños, educadores y ciudadanos varios, discutan y decidan como quieren que sea el tiempo escolar, el tiempo de ocio, el tiempo de familia…? ¿ Son las escuelas instituciones que generan cultura? ¿Podemos pensar en nuestros hijos como personas que conviven con otras?
Con estas sencillas preguntas, hablamos del oficio de enseñar y de la responsabilidad de aprender; de la obligación de los maestros de rendir cuentas a las familias y del compromiso de los padres de coparticipar en la tarea educativa; de exigir leyes posibles y estables; de la voluntad democrática de las instituciones y de la voluntad de participar de los ciudadanos…..hablamos de tantas cosas, que vamos a necesitar más días y más líneas para contarlo.
Sabemos que la cultura nos ayuda a soñar y que la poesía es el mejor y más mullido de los colchones. Como muestra este regalo del poeta JUAN GELMAN: «Narciso tenía hambre, miró/las aguas para ver si hay peces/y se encontró con él./Este accidente de la historia/cuesta mundos a los pobres mortales./Tienen hambre de sí mismos, pero en verdad/nunca se miran a sí mismos, son mirados y de ahí/viene la costumbre de/devorarnos bajo/un sí mismo sostenido mayor. SALUD
Rosa
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