The 8 y ½ band La orquesta serrana que llena de rock las noches de verano

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En estos tiempos que corren da gusto conversar con alguien que destila satisfacción por su trabajo, entusiasmo, ganas y optimismo. Son músicos de la Sierra y han decidido apostar, creer en si mismos y hacerse dueños de sus destinos laborales. La orquesta del 8 y ½ ha conseguido estar presente en decenas de pueblos serranos para disfrutar y hacer disfrutar.
Ellos son Santiago Davila en los teclados y voces. Javier Davila, voz. Daniel Carpintero, Guitarra. Andrés Carpintero, Guitarra y bajo. Marta san Macario, Voz y Bajo. Nacho Garitagoitia, Batería.

¿Cómo empezó la banda?
Todo surgió cuando teníamos el bar en la Cabrera. La banda comenzó como un grupo para tocar en el local, para hacer versiones, con miembros que ya estábamos en otras bandas. El proyecto fue creciendo, algunos de nosotros ya tocábamos en orquestas y pensamos que la banda podía transformarse en orquesta. Así que estamos desde el 2010 como banda y desde el año pasado como orquesta. ¿Y qué tal la experiencia?
Muy buena, con una proyección importante. Hemos pasado de 14 actuaciones el año pasado a 40 este año. En la Sierra nos promocionamos nosotros directamente. Tenemos un representante para Castilla, nos estamos moviendo bastante por Segovia, Soria y Burgos. Hemos hecho una apuesta importante, con el camión escenario. Es más cómodo y versátil para los Ayuntamientos, y este formato está empezando a entrar en la Sierra. Mucho más cómodo porque no hay que montar escenario y aguanta una tormenta sin tener que cubrir el equipo. Nuestra apuesta para el año que viene es cambiar a un camión más grande.
¿Es difícil montar una empresa?
Nos ha resultado bastante fácil para lo complejo que es. Ha ayudado que teníamos las cosas claras, nos llevamos muy bien. Teníamos claro que había que montar una SL e invertir. Compramos el camión y el equipo. Esa es la clave, no depender de nadie, ser lo más autogestionados posible. Queremos ser dueños de nuestros destinos. También ha ayudado que varios de nosotros habíamos tenido empresas y se nos había quitado el miedo, sabíamos como hacerlo…
¿Se puede vivir de la música?
Todos tenemos de momento otros trabajos. Para poder complementar, aunque si todo sigue así, no lo descartamos… Podemos decir que nos va bien, dentro del drama de ser músicos… (risas)
Hay buenas expectativas, aunque todavía no es suficiente. Pero están los ingredientes necesarios, nos gusta lo que hacemos, nos llevamos muy bien, nos divertimos hasta montando…
Y para vivir de la música, esta nos parece la mejor opción. Aunque haya que complementar. Santi tiene un estudio de grabación, en invierno actuamos en locales, con un formato más sencillo y más roquero,tocamos para otras bandas o como músicos de estudio, damos clases… Esa es la forma de vivir de la música.
Vosotros que sois del rock… ¿Cómo lleváis los pasodobles?
Tenemos claro a que nos dedicamos. Vamos a divertir a la gente, a todo el público. Intentamos hacer el primer pase, lo que conocemos como pachanga, de forma digna, pasándolo bien y haciendo que la gente disfrute. Somos músicos y tocamos de verdad, hacemos música, nos lo creemos. No se trata que la cantante tenga un gran escote. Lo que hacemos es cantar y tocar de verdad.
Hay otras orquestas que venden un camión enorme, muchos vatios de sonido. Pero nosotros sorprendemos porque somos un grupo de música, un grupo de verdad y eso se nota. Vendemos diversión y música. Nos gusta cuando los más jóvenes se quedan al primer pase y se divierten. Intentamos conectar, eliminar esa barrera que a veces se levanta entre el público y el grupo.
Es una cuestión de actitud, de enganchar a la gente.
Sois de Buitrago y La Cabrera. ¿Eso ayuda para tocar en la Sierra?
A la gente le gusta que haya una orquesta serrana, se siente identificada. Está claro que es una responsabilidad, que la propuesta tiene que funcionar. La acogida esta siendo muy buena y ser de aquí nos abre puertas en la Sierra. Si no fuese así tendríamos que tocar con una agencia.
Pero por encima de eso, es un placer y un gustazo tocar en nuestros pueblos. Hace unos años, nosotros estábamos en las plazas bailando y divirtiéndonos. Ahora somos nosotros los que estamos encima del escenario, haciendo bailar y disfrutar. Es un lujo.
La crisis, las discotecas móviles, los cachés bajos que ofrecen algunos… ¿Son una amenaza para las orquestas?
Tiene que haber un equilibrio entre trabajo e inversión. Nuestro caché es el resultado de sumar el precio de la inversión en equipos y el trabajo de los músicos. Pero hay una presión entre la oferta y la demanda. Es cierto que en las fiestas de los pueblos, con la crisis, cada vez hay menos días con orquesta. Cuando una orquesta baja sus precios repercute fundamentalmente en el sueldo de los músicos. Porque el precio del equipo es el mismo siempre. Y eso hace que haya circulando orquestas con temas grabados, o que no cumplen los mínimos de calidad. Cuando eso es así, los pueblos llegan a la conclusión que es mejor una discomóvil… es un pez que se muerde la cola…
Hay orquestas que quiebran porque tienen muy pocas fechas, porque pagan poco a sus músicos y estos acaban rotando a otras mejores…
Hay que mantener un equilibrio para trabajar con dignidad y para mantener un numero de fechas aceptables.

 

 

 

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