Cuando el Águila real (Aquila chrysaetos) aparezca en el cielo, tendremos la sensación de observar un águila grande, oscura, con la punta de las alas y la cola ligeramente más claras, muy proporcionada en sus medidas y con llamativo estrechamiento en la axila. El juvenil luce una llamativa mancha blanca en la zona interna de las alas, que va perdiendo según alcanza la madurez.
Es una especie esencialmente rupícola, construye el nido en cantiles rocosos. Un pequeño porcentaje (en la península en torno al 10%) lo hacen en árboles grandes. Ambos miembros de la pareja aportarán materia para construir un gran nido (puede alcanzar más de un metro de diámetro y hasta dos de altura) con ramas, tapizado en la parte superior con hierbas y/o lana. La parada nupcial tiene lugar a finales de enero. Las puestas desde finales de febrero hasta últimos de marzo y se componen de uno a tres huevos; éstos son de color blanco mate y con manchas pardo-rojizas.

Son aves totalmente territoriales y suelen tener varios nidos que reutilizan periódicamente. Una vez que los pollos han nacido, ambos adultos los alimentarán durante el primer mes, con mayor dedicación por parte de la hembra. A partir de ese momento, ya tienen capacidad para comer por sí mismos. El plumaje de éstos se desarrolla pasados dos meses y medio aproximadamente, momento en el cual ya están capacitados para emprender el vuelo. Permanecerán cerca de sus progenitores durante los primeros meses para después dispersarse buscando otros territorios. Personalmente, la ocasión en la que más pude disfrutar de la observación de esta especie, fue en los Montes Obarenes. Junto a los compañeros burgaleses, estuvimos contemplando un nido situado a unos 300 metros de altura en una gran pared. La hembra tenía tres pollos bastante crecidos y emplumados y se afanaba en cebarles para que todos pudieran volar. Aunque el más crecido la hostigaba para obtener el alimento, ella le apartaba cebando al más pequeño. Lo habitual es que no pongan más de dos huevos y que sólo el hermano mayor sobreviva. Fue un ejemplo de algo totalmente inusual; se supone que esa temporada había gran abundancia de alimento. Aún así comentamos que se trataba de una madre excepcional.
Hablando de alimentación, sus presas son variadas destacando los conejos y liebres, palomas, perdices, lagartos y serpientes. Si tiene hambre, no desprecia la carroña.
En España habitan cerca de 1500 parejas de estas bellas águilas, siendo una de las poblaciones más numerosas del continente europeo. El censo se mantiene estable incluso con un ligero crecimiento. En cuanto a las amenazas que sufre esta especie, es destacable la construcción de infraestructuras, urbanizaciones,… Algunas de ellas colisionan con tendidos eléctricos llegando incluso a electrocutarse debido a su gran tamaño. Otras son abatidas a tiros o envenenadas. También hay datos de expolio de huevos en el nido. Por último, algunas actividades humanas como la escalada, el senderismo, la caza fotográfica o los trabajos forestales inciden en descensos de la reproducción. El Águila real está incluida en el Libro Rojo de las aves de España con la categoría «Casi amenazada»; está asimismo catalogada como «De interés epecial». Cuidémosla, respetémosla y preservémosla para que las sucesivas generaciones puedan seguir disfrutando de la majestuosidad de este bello animal, para muchos considerada como la Reina de las Aves.

Miguel Ángel Granado (Coordinador SEO-Sierra Norte)
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