Hasta el 15 de abril se podrá ver en la sala de exposiciones «Arbolario» de Federico Gómez. En el universo creativo de este madrileño afincado en Bustarviejo palpita el espíritu de la naturaleza en su estado más puro, universo donde el artista con sus intervenciones pasa a formar parte de esa misma naturaleza en perfecta sintonía. El 6 de marzo a su inauguración acudieron muchos vecinos de Torremocha, que pudieron ver, palpar y admirar sus creaciones. {phocagallery view=category|categoryid=467|limitstart=0|limitcount=0}
Como nos dice Francisco Carpio, Federico no tala ni destruye árboles, ni corta ramas o arbustos, ni desgaja hojas, ni descoloca semillas o bayas. Siempre aprovecha troncos, fragmentos, tableros y tocones que ya habían sido previamente separados de la naturaleza. De esta forma restituye la dignidad de la materia, no interfiriendo en el ciclo natural de la vida vegetal, y devolviéndola sus potencias y razones originales. (…) Dignifica el aparente estado mortal de la madera, insuflándole nueva vida, nuevo sentido, nuevas razones de ser y estar, casi como si aplicara una transfusión de sangre-savia dentro del caudal de las sedientas venas y arterias de sus esculturas.

Para Federico el concepto de obra es algo que discurre a través del tiempo, es el producto de la suma de muchos actos, de muchos momentos, de muchas reflexiones que no se proyectan únicamente en un objeto. Todas las piezas tienen un hilo conductor que las configura como elementos de ese pequeño puzzle que son mis pensamientos.

Exposición Fotográfica: «Torremocha en Imágenes»

A lo largo del mes de Marzo, en Torrearte se podrá visitar la exposición de fotografías TORREMOCHA EN IMÁGENES. La muestra es un recorrido por las calles de Torremocha de Jarama, por la Fábrica de Harinas, por la Casa de Oficios. En ella se puede ver rostros familiares para los vecinos de Torremocha, también como ha ido evolucionando la localidad.
Lugares que con el paso del tiempo, desde los años 40 hasta nuestros días han visto como la vida de los vecinos, ligada a las calles del pueblo, continuaba. A pesar de las penurias de la posguerra, del abandono del campo hacia un sueño de vida mejor que creían les ofrecía la metrópoli en los años sesenta.
«De cómo quedaron apenas ciento setenta vecinos a finales de los años setenta, hasta nuestros días donde casi mil vecinos pueblan de nuevo estas calles que han sabido mantener su esencia. Esas mismas calles mudos testigos de las idas y venidas de sus gentes, de sus vidas, de los que pasaron, de los que volvieron y de los que vinieron. Esas calles, han ido cambiando, del mismo modo que nosotros lo hemos hecho. Y esto es lo que queremos mostrar en esta exposición. Con fotografías procedentes del fondo fotográfico del Archivo Municipal y gracias a la colaboración de aquellos vecinos que han sacado de sus álbumes familiares sus recuerdos, para compartirlos con todos nosotros».