Por Adolfo Hernán
Alcalde de La Acebeda (Madrid)
Salíamos del sistema totalitario político en el año 1976 y España debía plantearse como condición imprescindible pasar un sistema político democrático o volver a otro enfrentamiento civil antes o después. Se optó por lo sensato, se legalizaron los partidos políticos de todos los colores y se pusieron todos a una a plasmar la «carta Magna» que nos condujera a una convivencia más o menos aceptable. El pueblo refrendo en las urnas por mayoría, el documento constitucional o sea la Ley de Leyes.
Hasta aquí, parecía que se habían hecho bien las cosas, pero pasados los años aflorarían los errores que los «padres» de la Constitución cometieron al redactarla. Quizá la presión de los de siempre, no les permitió desarrollar un «texto» más acertado en defensa de la unidad de España e igualdad de todos los ciudadanos. Me revieron a los art. 2 y 148 de la Constitución. El contenido nocivo de estos dos artículos han ido degradando la convivencia social hasta nuestros días, enfrentamientos sociales y derroche sin límites.
El art. 2 habla de «nacionalidades y regiones» cuando en España sólo ha habido una nación desde hace más de 500 años. ¿Quién impuso esa denominación de «nacionalidades»? y ¿Quién acepto tal tropelía?.
No han tardado los disgregadores del sistema en anunciar su propia «nación» inventada con todo lo que esto provoca de crispación en la sociedad. «El eterno enfrentamiento entre españoles ¿recuerdan? Cada cual que saque su propia conclusión.
Más adelante encontramos el art. 148 de la Constitución y es aquí donde empiezan y no acaban los problemas económicos y también sociales para los españoles. ¿Pero de verdad alguien se puede creer que con nuestro tejido productivo podemos mantener a 17 gobierno más el Central de la Nación? ¿Con sus estructuras jerárquicas de cargos pasivos muy bien remunerados y con gastos colaterales abusivos?, coches oficiales de alta gama con su correspondiente personal adscrito, ocupación de edificios singulares, palacios, mansiones…, bien alfombrados y usurpados al pueblo para que sus «señorías» despliegue en todo el esplendor de los «elegidos». Que importa, el pueblo paga.
¿Pero que ocurre con este art. 148 de la Constitución? (léanlo despacio) despoja por completo y anula las competencias de los Ayuntamientos. A partir de aquí, la comunidad obtiene el poder absoluto de todas las decisiones en todas las áreas sociales y políticas. Los ayuntamientos pasan a ser meros observadores de los acontecimientos, pero eso si, gobernando los ciudadanos a pecho descubierto y a golpe de mando de las Comunidades, estas deciden lo que hay que hacer en cada situación. Las Comunidades Autónomas que son las responsables directas de esta ruina que nos invade, tomaron el poderoso absoluto con el nepotismo de una oligarquía que le llueven millones sin haber hecho ningún esfuerzo y a partir aquí la descomposición esta servida: comieran a llegar innumerables «paracaidistas digitales», hermanos, esposas, cuñados, hijos, primos, sobrinos, amigos y afines al Partido… etc; que poco a poco van engordando
la lista de «estómagos agradecidos», sin la preparación académica suficiente para desempeñar los cargos que ocupan.
Esto hicieron los «Padres de la Constitución» despojar de un plumazo la noble e inmemorial labor social e institucional de los Ayuntamientos. Estos, los Ayuntamientos alguno con más historia en el tiempo que la propia historia de España, ven perplejos como se acerca otra decisión errónea (una más) de esta casta, poseedores según ellos de la verdad absoluta; la desaparición de los pequeños ayuntamiento por su falta de «autosuficiencia económica» ¿Cómo es posible que los causantes de la ruina económica actual (gobiernos central y autonómicos) por su derroche sin límites, digan ahora que los culpables de tal ruinas son los pequeños municipios que llevan 800 o 1000 años siendo autosuficientes y viendo pasar las páginas de la historia sin rechistar? Acaban de llegar y quieren imponer sus erróneas decisiones, sin asumir su grado de responsabilidad que es total. Tomemos como ejemplo la Sierra Norte de la Comunidad Madrid, sus 42 pueblos del antiguo «PAMAM» Patronato Madrileño de Áreas de Montaña) han quedado descolgados del avance económico-social que en estos 30 años democracia han experimentado las zonas Sur oeste y Este de la Comunidad Madrid, desarrollando población, trabajo viviendas. Veremos algunos ejemplos comparando los pueblos de la Sierra Norte de Madrid con los pueblos de la corona metropolitana de Madrid.
Podríamos estar mostrando mucho más indices comparativos, pero en términos cualitativos puedo afirmar que:
– la mejor parte del territorio de la Sierra Norte forma parte de las cuencas abastecedoras de los embalses de agua de consumo humano para Madrid
– Que la Sierra Norte genera mucho menor riqueza que la Corona Metropolitana.
– Que la población de la Sierra Norte está más envejecida.
– Que el desempleo es 1,6 mayor que la Corona Metropolitana.
Que la Sierra Norte tiene menor capacidad turística en relación a su territorio
Que hay un porcentaje mucho mayor de población sin estudios primarios que la Corona Metropolitana
Que hay un porcentaje mucho menor de población con estudios superiores que en Corona Metropolitana.
Que esta peor dotada de Servicios Sanitarios que la Corona Metropolitana
Que necesita un excesivo tiempo de desplazamiento al hospital más cercano
Que tiene que pagar más caro el transporte público y con peor oferta de servicios que la Corona Metropolitana.
Que cuenta con una proporción mucho mayor de territorio protegido que la Corona Metropolitana.
Que cuenta con mucho menos suelo destinado su uso productivos.
Que la Sierra Norte es mucho más dependiente económicamente que la Corona Metropolitana.
¿Y ahora qué? después de 30 años abandonados a su suerte ¿Quién arregla lo irreversible?, ¿Quién es es el responsable esta agravio comparativo?, Yo se lo diré: La Comunidad Autónoma de Madrid y la madre que la parió.
¿Y porque se ha producido esta agresión social? Yo se lo diré: había que preservar un territorio virgen (1/3) de toda la Comunidad, con su riqueza hídrica, que abasteciera al Canal de Isabel II para seguir desarrollando sus pingües beneficios, para derrochar los millones en «teatritos» y otra zarandajas. La «China» nos ha tocado a nosotros.
¿y a la población de la Sierra Norte? Que le den por donde «amargan los pepinos». Qué tontería cumplir con el art. 130.1.2 de la Constitución ¿para qué? si nadie lo cumple.
Hace años, ya dije en un artículo publicado en la revista «El Alcalde» que las Comunidades Autónomas, iban a ser, lo eran ya, la ruina de España. Hoy me aferro más a esta percepción. Su arrogancia frente los pequeños municipios sin defensa alguna es de una crueldad sin limites.
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