Hola amiguitos y amiguitas de la Sierra Norte. Me llamo UNI y acabo de cumplir dos añitos. Para celebrarlo mis papas me regalaron una fiesta en Bustarviejo el 14 de junio, adonde vino mucha gente y lo pasamos requetebién. Por la mañana ya había muchos amigos trabajando para que todo estuviera bien organizado. Había muchas personas colocando las luces, las barras del bar y pelando patatas. Y unos señores y señoras que habían venido desde muy lejos estuvieron hablando con mis papas de cómo deberían cuidarme para crecer sana y fuerte. Estuvieron mucho tiempo hablando de Educación Popular y dijeron que iban a volver a verse pasado el verano para que yo y otras unis populares nos unamos y hagamos cosas que nos ayuden a conocernos mejor. Mi mamá dice que tengo que darles las gracias porque esos señores me quieren mucho. Luego, otro señor muy gracioso de barba blanca nos dijo que podíamos comer un guiso que nos había hecho especial para nosotros. Y se juntó mucha gente y comimos eso y otras cosas. Estaba tan rico que el señor de barba blanca nos dijo que si nos portábamos bien podríamos repetir por la noche.
Todo lo que os he contado estuvo muy bien, pero a mí, como solo tengo dos añitos, lo que más me gustó fue el taller de música para niños, los bailes infantiles y la magia del mago. Cuántos niños y cuántas caras de felicidad. También había mayores, pero les ganábamos los renacuajos. Fue muy divertido y aunque primero hizo calor y luego viento, qué bien nos lo pasamos. Nos pusieron primero en el parque para escuchar una música muy bonita, luego hicimos un corro para bailar. Al final, nos dijeron que nos sentáramos en las gradas para ver al mago. Y ya todo fueron risas. Solo me apenó que no pudiera venir el payaso que nos habían prometido, pero mi papá me dijo que estaba trabajando en otro sitio y que ahora con lo de la crisis hay que entender que no es fácil encontrar trabajo. Ojalá que el año que viene, cuando ya sea muy mayor y tenga tres años, repitan los músicos, la bailarina, el mago y venga también el payaso. Así podré agradecerles también lo que han hecho por mí los tres primeros en este cumple.
Después, mis papas me llevaron al mercado de artesanía. Qué bonito estaban los puestos y qué cosas tan chulas. Había gente muy amable y, aunque hacía viento, todo estaba muy bien ordenado. Luego un señor y una señora se subieron al escenario y contaron el cuento de la cenicienta. Yo me sé otra versión, pero dice mi mamá que los cuentos tienen magia dentro y que a veces hay personas que los cambian para hacer que los entienda más gente. La verdad es que me gustó mucho aunque no llegué a entenderlo del todo porque solo tengo dos años. También me gustó mucho lo que hicieron después dos señoras. Dicen mis papás que las mujeres todavía siguen teniendo muchos problemas en casi todo y que estas señoras que iban tan bien vestidas querían decirnos que hay que seguir luchando para cambiar las cosas que no nos gustan. Y yo, que solo tengo dos añitos recién cumplidos, creo que tendríamos que estar muy agradecidos a estas señoras que nos ayudan a entender lo que está bien y, sobre todo, lo que está mal.
Jolín. Se me olvidaba deciros que antes de que aparecieran estas señoras, dos chicas me regalaron una tarta y unas palabras muy bonitas. Pusieron dos velas y toda la gente de la fiesta me cantó el cumpleaños feliz. La tarta fue un regalo de un hada madrina que me quiere mucho y que dice mi mamá que ya me regaló otra el año pasado. Yo ya no me acuerdo, pero me gustaría conocer al hada para darle un abrazo muy fuerte y decirle que la quiero mucho. También me gustaría dar un beso a las personas que ayudaron a mis papás a que todo estuviera tan bueno y saliera tan bien: a la panadera, a los que hicieron los bocadillos, a los que estuvieron tanto tiempo en la barra. Ah, se me olvidaba, y a un señor muy amable que nos dejó su casa para lo que necesitáramos, y a unos amigos y amigas de un local cercano, que según me dice mi papá ayudaron mucho a los músicos.
Y eso. Que la música estuvo pero que muy bien. Al principio hubo mucha gente tocando tambores y unas cosas muy raras, pero que sonaban fenomenal. Toda la gente bailaba y gritaba, y parecía que se habían vuelto un poco locos. Después, mis papas se sentaron para ver a un grupo de música muy bueno que utilizaba instrumentos muy antiguos pero que relajaban los oídos. Y cuando ya era muy tarde y a punto estaba de cerrar los ojos, otro grupo de música me despertó. Tocaban una música tan potente que mis papas no dejaron de bailar hasta las tantas. Mi mamá me dijo que tenía que estar muy agradecida a todos los músicos, pero sobre todo a un señor de barba negra y a su ayudante, que llevaba unos pantalones cortos. Se pasaron el día con los cables de un lado para otro y, a última hora, los pobrecillos tenían mucho frío, pero siguieron allí poniendo orden en los sonidos. El señor que nos cedió la casa, casi vació su armario, para que no se congelaran el señor de la barba y su amigo, el de los pantalones cortos.
La verdad es que estoy muy contenta de mi fiesta. Sé que hay mucha gente que lo está pasando muy mal, pero mi mamá me dice que tenemos que estar unidos y ayudarnos. Y mi papá me dice que sí se puede. Yo en mi fiesta vi que había mucha gente distinta que solo quería ayudarme y quererme, y al mismo tiempo querían que no hubiera tristeza y pobreza en ninguna parte del mundo. Ojalá que el año que viene todo lo malo haya desaparecido y pueda cumplir tres añitos, y volverlo a celebrar con esta gente que me quiere tanto y a la que yo también quiero mucho. Y a la que me gustaría ver todos los días en mi casa, la Universidad Popular de Sierra Norte.
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