Tiene treinta años y es de Buitrago. Desde hace seis, es la responsable de la librería Eclipse, proyecto que comparte con Víctor Rodríguez. Lejos de ser una simple tienda donde vender libros, han convertido su espacio en un lugar donde la cultura fluye mediante diferentes actividades: proyecciones, charlas, cuantacuentos, conciertos, torneos de ajedrez…
Un modelo peculiar en la Sierra que combina el negocio con el placer de disfrutar lo que decenas de artistas y personas interesadas en la cultura han decidido compartir.
¿Por qué una librería?
Porque quería quedarme a vivir en la Sierra. Estudié Diagnóstico Clínico de Laboratorio y con esa formación no puedes encontrar trabajo en la zona. Y yo quería quedarme a vivir aquí, así que no me quedaba más remedio que montarme algo…Me gustaban los cuentos, la papelería… me hacía ilusión. En mi familia también me animaron, porque veían que había una demanda sin cubrir en éste ámbito en la Sierra.
Desde que comenzaste a ahora ha cambiado mucho el proyecto…
Con el nuevo local hay mucho más espacio para ofertar más cosas y para nuevos proyectos. Es una idea que tenía en la cabeza y la incorporación de Victor ha sido fundamental para esta nueva etapa. Queríamos dejar de ser una simple tienda para poder hacer algo más, que diese vida al pueblo y nos diese vida a nosotros mismos.
Victor lleva gran peso en la programación de actividades en éste nuevo espacio. Hemos podido hacer conciertos y presentaciones de discos, cuentacuentos, exposiciones, proyecciones, charlas, talleres , actividades relacionadas con la lectura y con los niños…
Cualquier cosa que tenga que ver con la cultura y tenga algo que aportar, que compartir…
¿Cómo habéis logrado que tanta gente comparta sus iniciativas con vosotros?
Al principio les hemos buscado. Amigos, o amigos de nuestros amigos. Ahora hay muchísima gente que se acerca a proponernos cosas. Porque necesitan un espacio, o porque les gusta éste que proporciona una cercanía muy especial con el público, una distancia muy corta.
También hay actividades que proponemos desde aquí.
Habéis montado un negocio en tiempos difíciles…
La crisis nos ha afectado a todos. Es algo que se nota, pero hay que intentar continuar como sea. Podíamos haber optado por vender dos cosillas… pero hemos abierto el abanico. De una simple papelería a un espacio cultural donde también puedes encontrar comics, mapas topográficos, guías de flora, fauna y huertos, juegos educativos, libros pedagógicos y de lectura… Nuestros clientes agradecen un espacio donde están a gusto, donde pueden comprar pero también hacer cosas y compartir…
¿Existe un déficit de espacios y actividades en la Sierra?
Yo creo que si. No hay muchos lugares desde dónde se hagan cosas. Es algo claramente a mejorar en la Sierra. Nos quejamos de que los jóvenes no hacen nada pero tampoco se ofertan muchas cosas para generar inquietudes.
¿Qué otras cosas crees que es necesario mejorar?
Los transportes. Y los servicios. Las cosas que hacen que tengas que desplazarte continuamente para arreglar papeles o cuestiones fundamentales del día a día.
¿Por qué decidiste quedarte en la Sierra?
Al principio, en la adolescencia, tenía muchas ganas de vivir en la ciudad. Así que marché a Madrid a estudiar y estuve viviendo allí dos años. Lo suficiente para saber que quería volver, que aquel entorno no era para mi. Que prefiero un trato más cercano, el campo y el aire. Llegar a todos los sitios enseguida. Y librarme de agobios y de tardar dos horas en ir a cualquier sitio.
¿Cómo te ves dentro de veinte años?
(Risas) No lo se. Me cuesta mucho mirar al futuro en esos términos, esta muy lejos. Me gusta pensar, evaluar, para poder mejorar. Pero no pensar en tan largo plazo. No se si seguiremos aquí, no quiero atarme a nada. Si me apetece cambiar de aires y puedo hacerlo lo haré.
De momento, la idea es seguir aquí…
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