El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama tendrá la próxima primavera toda una red señalizada de rutas para conocer este espacio natural en bicicleta de montaña. La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha diseñado un entramado de 21 rutas que suman 368 kilómetros lineales y que permiten conocer este espacio natural de máxima protección minimizando el impacto y haciendo compatible su conservación. Este entramado tendrá un sistema de señalización internacional y estará estructurado en torno a tres ejes: Valle de la Fuenfría, Manzanares y Puente del Perdón.
Según el director general de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, Ricardo Riquelme, «el Gobierno regional considera prioritario articular el uso público ciclista mediante una correcta gestión ante la gran demanda existente por parte de los aficionados a la bici». «Pocas actividades deportivas –sostiene Riquelme- han experimentado en los últimos años un auge tan importante como la bicicleta de montaña. Quizá, entre otras razones, porque permite aunar el deporte con el disfrute de la naturaleza. La Comunidad de Madrid es además un espacio privilegiado para la práctica de esta actividad. Cuenta con casi 1.800 vías pecuarias que atraviesan el 95% de los municipios de la región y que suman 4.104 kilómetros».
Recorrer este espacio de máxima protección en bici es una de las mejores formas de conocerlo. La bicicleta es silenciosa, por lo que no molesta a la fauna. Permite, en un recorrido de corta duración, llegar al corazón del Parque. Sin embargo, dada la verticalidad de sus laderas, esta forma de disfrute está reservada para los mejor preparados físicamente. La cercanía de la Sierra, a poco más de 30 minutos para una población de 6,5 millones de habitantes, hace que este espacio natural sea el punto de mayor atracción para los aficionados a la bicicleta de montaña. Sin embargo, no todo es ciclable. El uso de la bici es un uso compatible, pero subordinado a la máxima conservación del espacio y sujeto a ciertas normas.
Seguridad para el medio y para las personas
La circulación en bicicleta por el Parque Nacional se debe realizar preferentemente por aquellas pistas, caminos o vías pecuarias con anchura superior a los 3 metros. «El respeto a los valores naturales que han hecho a nuestra Sierra merecedora de la declaración de un Parque Nacional desaconseja el uso ciclista de senderos peatonales o la circulación campo a través. La acción de las ruedas, sobre todo en las frenadas, deteriora la estructura del suelo y provoca que aparezcan fenómenos erosivos ligados a la escorrentía superficial de las aguas de lluvia», afirma Riquelme.
Tampoco se puede circular por las zonas más sensibles del Parque ya que, si en general recuperar la estructura de suelo es complejo en cualquier lugar, en una zona de alta montaña lo es más.
En la Zona Periférica de Protección y en el Área de Influencia Socioeconómica se amplía enormemente la red de caminos ciclables. Además, sus pendientes los hacen aptos para todos los públicos, como la ruta que discurre paralela al embalse del Lozoya y que une El Cuadrón con Rascafría. Las vías pecuarias y los caminos públicos recorren el perímetro el Parque ofreciendo sus mejores vistas.
Tanto en las vías del interior del Parque Nacional como en las de su zona periférica, la práctica del ciclismo debe de permitir visitarlo de una forma segura. La velocidad de las bicicletas, sobre todo en las bajadas, no debe de suponer un riesgo para los viandantes ni para los propios ciclistas.
En el descenso, el ciclista se puede encontrar con excursionistas, ganado e incluso con vehículos, por lo que debe extremar la precaución. Además, senderistas y caballistas tienen prioridad de paso frente a las bicicletas.
Itinerarios para todos los gustos
Las 21 rutas diseñadas por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio reúnen todas las condiciones para la práctica de este deporte garantizando la mínima afección posible al medio. Se trata de rutas que van desde Somosierra a los pinares de Guadarrama en el entorno de La Jarosa, con dificultades dispares debido a la singularidad del terreno. En total, suman 368 kilómetros lineales, de los que 74 están dentro del Parque, 185 en la Zona Periférica de Protección y 108 en el Área de Influencia.
Los técnicos regionales trabajan ya en su señalización mediante el sistema internacional IMBA, sistema asumido en toda Europa para que el ciclista de montaña interprete las señales. Esta señalización supone que dicha ruta cumple con unos estándares de calidad, unos requisitos fundamentales de seguridad y unos servicios mínimos vinculados a la ruta (puntos de agua, cartelería explicativa, aparcamiento adecuado en su punto de inicio, etcétera).
El objetivo de la Comunidad de Madrid es aglutinar el uso ciclista en torno a estas rutas para minimizar el impacto sobre el medio y favorecer su conservación, por lo que al trabajo de planificación y señalización seguirá el de su promoción.
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