Alfredo Aza Alcalde
P.- Defíname la Asociación que Vd. Preside.
R.– La Asociación de Amigos del Monasterio de Santa María del Paular se constituyó, como rezan sus estatutos, como medio de ayuda al monasterio, Orden de San Benito (OSB) que lo habita, como foco de espiritualidad cristina y puesta en valor y divulgación de la obra de la OSB, en su sentido más amplio.
La presencia benedictina desde los años 50 en el Monasterio se ha realizado en base al usufructo de cesión entre el Estado y la OSB, entrando en ese usufructo la totalidad del recinto; usufructo cuyo periodo era de 50 años y después de una prórroga de 10 más cesará en el 2014 de forma inequívoca.
La Asociación debe hoy justificarse como un auxiliar necesario en la vida del Monasterio, que sin duda, debe establecer prioridades en lo que significa su razón de ser, de cara a los intereses que potencialmente genera la visión que cada uno y cada parte que interviene tiene sobre el mismo.
P.- Hablemos del Monasterio ¿qué problemas tiene actualmente?
R.- En la actualidad el monasterio tiene planteados, problemas fundamentales que afectan a la gestión misma de la forma de la permanencia de la Orden de San Benito el monasterio, por un lado, y la gestión del sitio cultural, por otro; problema que deberá resolverse en breve y que ha de centrar todas las atenciones.
El estatuto de presencia de la Orden de San Benito, que hasta hoy está regido por el usufructo prorrogado, hoy como figura jurídica imposible de renovar, exige de una nueva relación que desde las justas simetrías contractuales.
Este estatuto debe establecer unas bases para un funcionamiento claro, desde lo que es el monasterio contemplativo benedictino y su influjo religioso-cultural en el entorno del valle del Lozoya y las posibles opciones de uso cultural compatibles con lo anterior que puedan darse en el mismo. No hace falta recordar el carácter hospitalario de la OSB y su implantación ancestral en el medio como vehículo de cultura.
Por ello, el usufructo de permanencia que concluye en 2014 debe ser renovando con la figura jurídica procedente y actualizada. La gestión del conjunto es un hecho complejo que debe ser ordenado, con una correcta asignación de responsabilidades, asignación de cargas económicas y de correcta valoración de servicios humanos que tanto el monasterio como la administración aportan desde varios frentes. No debe de olvidarse el interés de la Administración del Estado en mantener el sitio, al desarrollar un Plan director en el monasterio que podemos tildar de único.
P.- Se habla del Ciclo Benedictino de El Paular, ¿está Vd. de acuerdo con esta denominación?
R.- la Comunidad benedictina esta desde 1954 hasta hoy, luego no ha concluido ningún ciclo, sino que pienso que comienza una nueva etapa benedictina que deberá de tener su correspondiente soporte administrativo. No debe olvidarse que el valor del monasterio estriba en que en el sitio de El Paular existe una Comunidad viva de la Orden de San Benito y ese es su valor primario que no puede cambiarse por valores secundarios con indudables atractivos por buenos que estos sean.
En consecuencia con ello, la Asociación dentro de sus fines estatutarios, entre otros objetivos, debe favorecer cultura cristiana como valor, restableciendo lo que la Orden de San Benito fue desde el siglo VI y ha sido y es para Europa.
La Comunidad Benedictina ha demostrado durante los más de 60 años de permanencia en el Monasterio una continuidad de presencia efectiva, afectiva y bondadosa para el sitio que personaliza el valle del Lozoya. Ha sido, desde el punto de vista práctico, el mejor colaborador con el Estado y ha sobrevivido con sus propios recursos y con mínimas asignaciones al paso de este periodo en lo que significa mantener un conjunto de arquitectura de varios miles de metros cuadrados construidos y su recinto exterior.
La permanencia de la Orden de San Benito en el Monasterio es garantía de supervivencia de la obra física y cultural del conjunto del Paular.
P.- Senda Norte le desea un fructífero período presidencial; algo más?.
R.- Nada Más. Muchas gracias por la oportunidad que nos da para llegar al interés de todos sus lectores en la sierra norte madrileña, y en especial a los de Rascafría.
Únicamente reiterar mi convencimiento de que actualmente se hace necesario recobrar dentro de la Asociación de Amigos de El Paular el sentido de ser instrumento efectivo de ayuda al Monasterio, en uno momentos que deben ser vistos como esperanzados dentro de esta nueva etapa que se avecina en donde deberemos todos ser exquisitamente cuidadosos en lo que se gestiona, ya que será la llave para la buena supervivencia del Monasterio en los próximos años.
Fundada en el mes de noviembre de 1965 y, de acuerdo con los Estatutos que regulan su actividad, la Asociación de Amigos de El Paular tiene como finalidad concreta el estudio y desarrollo de todos aquellos medios conducentes a la restauración del histórico Monasterio situado en el Valle del Lozoya acogiendo las iniciativas presentados por la Comunidad Benedictina que lo regenta y ofreciendo su apoyo a todos y cada uno de sus miembros. Sus ingresos provienen, exclusivamente, de las cuotas de sus asociados que en la actualidad son 290.
El Monasterio de Santa María de El Paular, fundado por los monjes cartujos en 1390 y repoblado en 1954 por benedictinos procedentes del Monasterio de Valvanera en La Rioja, después de más de un siglo de abandono, junto con el que fue palacio de Trastámara, hoy convertido en hotel, forman un conjunto gótico isabelino de gran valor artístico en la sierra norte madrileña, en pleno Valle del Lozoya.
El Monasterio de El Paular ha dado cobijo y ha servido de inspiración a relevantes personajes como Jovellanos, Enrique de Mesa, Rubén Darío, Pio Baroja y Luis Buñuel, entre otros, y ha sido centro de numerosos hechos históricos, entre ellos, el lugar donde se fabricó el papel que Miguel de Cervantes utilizó para escribir su universal Don Quijote de la Mancha.
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