Javier de la Cruz buscando el caballo como arte

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Javier de Cruz, fue rejoneador profesional, estuvo en activo durante 4 años. La mala suerte hizo que, volviendo de la Feria de Logroño, los caballos enfermaran. Perdió casi todos sus caballos y se abrió camino con otra de sus pasiones la cría de caballo. Y buscando su lugar llegó hasta el valle Alto de Lozoya, en Rascafría, combinando su trabajo y su pasión.

 

{phocagallery view=category|categoryid=255|limitstart=0|limitcount=0}¿Cómo volviste a empezar?
Con la caballos que me quedaban, que era de mi hierro, volví a coger una de las raíces antiguas para sacar caballos toreros. Conserve las hembras de esa casta antigua de mi hierro, y busque un semental relacionado con el mundo del toro, del hierro de Manuel Veiga; esos potros nacieron con ese pellizco para torear, el caballo de rejoneo, torero, necesita tener esa genética de varias generaciones.
¿Qué tipo de caballo se busca para el rejoneo?
Para el caballo de paseo vale cualquier caballo; para el caballo de rejoneo se busca que sea elástico, flexible, que tenga sentimiento, corazón y que le guste lo que está haciendo. Sentimiento es, por ejemplo, cuando llega al embroque y el caballo guiñe las orejas, es cuando quiere decir que se expresa. Se busca por esos caballos que ya hayan toreado, por que transmiten esas pautas a las nuevas generaciones.
Ahora se torea con caballos más preparados. Son caballos más adaptados. Igual pasa para las carreras, para los saltos.
¿Cómo llega Javier de la Cruz a Rascafría?
Yo tenía unos tíos por parte de mi madre, que regentaron la primera farmacia de Rascafría, a finales del siglo XIX. En los años cincuenta uno de mis tíos compró una parcela, se hizo un chalet, y los sobrinos empezamos a venir. Al final nos venimos todos aquí. Teníamos otra finca en Madrid, pero la quitamos y venimos aquí; porque conocíamos el Valle, la zona y sus posibilidades, conocíamos a todo el mundo.
¿Dónde estáis?
Esta finca se llama El Robledo. Tiene 40.000 metros cuadrados. Queremos ser una referencia para que todos los que viven o vengan al Valle en el mundo de la equitación. Un sitio para que la gente venga a aprender a montar un caballo, a dejarlo, a domarlo, a refinarlo y porque no, un poco de rejoneo, el que quiera dar un pase a una vaquilla, a un toro manso; aprender y sentir la sensación. Una escuela de equitación.
¿Qué encontráis en esta zona?
El valle ofrece un paisaje espléndido, la carretera esta en buenas condiciones, estamos cerca de Madrid, rodeados de praderas y robledales y pinares. Esta también la sensación de dar una clase de equitación y luego poder pasear a caballos por los caminos del valle Alto del Lozoya, con las cumbres de la Sierra de Guadarrama rodeándonos.

Unas amplias instalaciones

Si, podemos tener unos 30 caballos estabulados. Hay gente que nos trae sus caballos, con un defecto, y nosotros trabajamos para corregirlo. También asesoramos a la gente a la hora tanto de comprar como de cuidar un caballo. No es simplemente que la gente monte en el campo; hay mucha gente que lo ha hecho toda la vida, y no sabe que es un corbejon, una rodilla, una rotula… es bueno que lo sepa, donde está la cruz, donde esta el dorso.
Tener un caballo no es simplemente dejarlo pastar hierba en un prado. La gente que aprenda todo del caballo desde la oreja al maslo (en la cola, el hueso y el músculo); en definitiva saber más del caballo. porque en el picadero se pueden aprender cosas, que cuando sales por el campo pueden ayudarte en caso de apuro.
¿Qué os planteáis para el futuro?
La escuela de equitación, de doma son la base; pero en el futuro nos planteamos también celebrar eventos diversos; como matar un toro (con todos los permisos y tasas necesarios) que se vea como se hace; que pasen el día y que disfruten de una comida, con este ambiente. Es una forma de dar dinamismo económico al Valle, la gente no sólo vendría aquí también pasa por el pueblo, se aloja, y aquí mismo se crean puestos de trabajos para actos determinados. Tenemos tres pistas, también, de varios tamaños, incluso para concursos de doma clásica, que generarían mucho movimiento de caballos y visitantes a la zona.
Un ambiente cuidado
Es mi segunda casa, y las cosas hay que hacerlas con cariño y detalle. Hay muchas posibilidades haciendo las cosas bien: la valla de piedra, los establos de piedra y madera, la teja, los colores marrones; no son un capricho aleatorio, son el deseo de hacer las cosas bien desde el más pequeño detalle. Ahora estamos preparando un picadero cubierto, hay muchas maneras de hacerlo, pero nosotros queremos hacerlo bien con cuidado, con la misma estética, no hacerlo con metales o plasticos, y que pueda ser bien utilizado.
La gente puede conocernos y contactarnos a través de nuestro correo j.decruz@hotmail.com

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