Quiero responder a tú carta y he decidido hacerlo en un medio público. Quizás porque no cuento con el mismo presupuesto con el que tú, desde la Consejería, has decidido bombardearnos con ésta campaña publicitaria, un poco engañosa. Imagino que no soy el único padre al que das la bienvenida al sistema educativo que sufragamos entre todos y todas. Así que, según tus propios cálculos, habrá al menos unas 45.000 cartas como la mía, que a una media de 20 céntimos, hacen ya 9.000 euros (casi lo que se lleva a casa una educadora durante todo el año).
Según me cuentan mis colegas padres y madres, es la primera vez que comienzas el curso saludándonos y recordándonos todo lo que haces por nosotros. Puestos a hacer cálculos y medias, no estaría de más que alguien echase un rato en comprobar cuánto nos costáis vosotros y vosotras, consejeros, directores y demás cargos al resto de las personas.
En cualquier caso, parece obvio que éste recordatorio no es más que una forma poco honesta de disculparte por la subida de tasas que éste año afrontamos y que supone un incremento de entre 200 y 1200 euros anuales por niño, según los ingresos de la familia, la fecha de nacimiento de la criatura y las horas que permanezca en la Casita.
En tu carta, te refieres a un coste medio por niño de 5.100 euros anuales. Daremos por bueno éste dato, pero conviene repasar las cuentas.
Vamos a poner un ejemplo concreto: Casita de Niños que cuenta con 15 usuarios y que está soportada por un Ayuntamiento de unos 300 habitantes, ofreciendo por tanto un servicio a niños de pueblos cercanos que carecen de él.
Éste municipio se hará cargo de las instalaciones y su mantenimiento, la calefacción, el teléfono, la luz, los seguros, la limpieza y los honorarios de las educadoras. La Comunidad de Madrid aporta, en éste caso concreto 2.195 euros por niño y año (atendiendo a la propia orden elaborada por la Consejería el pasado mes de Junio). Nosotros, los padres y madres, hacemos una aportación que va entre los 600 y los 2.400 euros por niño y año, según las diferentes circunstancias. En cualquier caso, son los Ayuntamientos ( pequeños, con muy pocos recursos) los que han de afrontar un coste importante por la escolarización de nuestros hijos menores de 3 años, poniendo en muchos casos en serio peligro la supervivencia de las Casitas. Y de aquí podemos extraer la primera conclusión: a la Consejería que diriges, querida Lucía, le importa un pimiento y tres rabanitos la escuela rural y el proyecto educativo emprendido hace ya muchos años por las Casitas de Niños en la Sierra.
Pero además de ahogar a los ayuntamientos y condenar a la desaparición a la escuela pública rural, en ésta crisis que nos asola a todos y en el que algunos tenemos menos responsabilidad (no gobernamos, no cobramos por ello) has decidido subir las tasas y de que manera. Quien antes pagaba 400 euros al año, pagará ahora 600. Quien antes pagaba 1400 euros, empezará a pagar un mínimo de 1800. Pero lo que más sorprende es la instauración de una tasa que penaliza a los bebés. Aquellas madres que deseen escolarizar a hijos que hayan nacido durante éste año, tendrán que pagar un suplemento de 600 euros anuales, a sumar a las tasas anteriormente mencionadas. Desde luego, si ésta es la idea que tienes de conciliación laboral y familiar… Esta medida, junto a la bajada de sueldos, eliminación de pagas y demás consecuencias de las políticas de empleo (de las que también eres responsable) hacen muy difícil que las madres puedan ser otra cosa diferente.
Por último, quiero reflexionar sobre la calidad de la enseñanza en las Casitas de Niños, que tú también mencionas. Estoy de acuerdo en que es muy alta. Gracias, sin duda, al ingente esfuerzo de las educadoras y equipos que, a pesar de la reducción de sueldos y horas de trabajo, siguen empeñadas en realizar su labor de forma honesta y digna. Porque se creen lo que hacen. Porque no se limitan a cubrir las necesidades básicas de los niños y niñas (que también) sino a desarrollar proyectos educativos que contribuyan a su felicidad. Por eso no nos defraudan y responden, plenamente, a la confianza que depositamos en ellas.
No se si leerás éstas líneas y dudo que, en caso de hacerlo, te incomoden lo más mínimo. Pero si espero que lo hagan algunos de los padres y madres que han recibido tu misiva. Y que cada cual reflexione según sus criterios.
Muy atentamente, un saludo.
Francisco Sueiro Morán.
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